
Aunque me cueste confesarlo, esta es mi pieza preferida. Sí, el concierto para piano y orquesta número 3 de Sergey Rachmaninov, Rach 3, una obra tremendamente romántica, estrenada en 1909, del que está considerado como último gran compositor del romanticismo ruso. Mi amigo Román, la persona que conozco que más sabe de música clásica, ya me advirtió de los peligros de escuchar repetidas veces a Rachmaninov, dada su predilección por los pasajes edulcorados, pero yo fui lo suficientemente imprudente como para ignorarle.
Es lo que yo llamo una obra-estado-de-ánimo, pues tal es la intensidad emocional que despliega, es tan fuerte su impronta romántica, que no importa el estado de ánimo con el que uno la escuche: será inmediatamente remplazado por el que transmite esta música de asombrosa belleza. Yo mismo estoy escribiendo esto mientras la escucho por enésima vez y ya me siento transportado de nuevo.
Quizá el concierto anterior, el número 2, sea más redondo desde un punto de vista estructural, pero me resulta imposible resistirme al tema con el que abre el primer movimiento del tercero, el Allegro ma non tanto: esa sencilla línea de piano que parece sacada de alguna solemne ceremonia rusa. Sorprendente inicio para una de las obras más virtuosas jamás escritas para piano, la que tantos intérpretes del instrumento se atreven a elegir para lucirse con su técnica en los concursos.
Recuerdo el día en que mi padre llegó con la partitura a casa, un libro enorme que incluye las partes de cada instrumento. Solía divertirme tocándola mientras sonaba el CD (creedme, me sentía parte de la orquesta), pero en cuanto llegaba el primer fragmento virtuoso, cosa que ocurre en menos de dos minutos, chocaba de frente con mis limitaciones y tenía que dejar que el pianista de turno siguiese sin mí.
Parte de la leyenda de esta pieza, además de a su complejidad, se debe al film australiano Shine (1996), que la emplea magistralmente para mostrar la crisis psicológica de un excelente pianista. Pocas veces se ha rodado mejor una interpretación, los ensayos, la construcción de una pieza desde la partitura hasta la sala de concierto. También pocas veces he llorado tanto en un cine como cuando la descubrí siendo adolescente, así que supongo que eso tiene mucho que ver con mi súbito enamoramiento de este concierto. De modo que queda recomendada la película tanto a cinéfilos como a melómanos (y a personas con sensibilidad en general).
Para que compartáis (o no) mi entusiasmo, os dejo una grabación completa de la obra que, además, es una de las mejores. Al piano, Martha Argerich, con Riccardo Chailly dirigiendo a la Deutsches Symphonie-Orchester Berlin. Existe una grabación de Philips de 1982.
Por fortuna, disponemos de grabaciones del propio Rachmaninov interpretando la obra. El sonido no es muy bueno, pero es un documento valiosísimo. Nunca me ha terminado de gustar su versión por ser considerablemente más rápida de lo que estoy acostumbrado, por mucho que sepa que es así como el compositor ruso quería que sonase. Es curioso, porque nos hemos acostumbrado a interpretaciones más lentas que se han impuesto como el modelo a seguir, en contra de lo que deseaba el autor. Y si esto ocurre con piezas relativamente recientes, de las que se conservan grabaciones de sus compositores, imaginad la distorsión que puede haber con otras más antiguas de las que no disponemos nada más que la partitura como indicación.
Finalmente, os dejo con dos brillantes escenas del film Shine. La primera, durante los ensayos, una de las secuencias más asombrosas de la historia del cine. Por supuesto, rara vez veréis a un profesor de piano gritando consignas mientras el alumno toca, y hay excesos teatreros, pero se lo perdono en vista de lo bien rodado que está.
Y ahora parte de la secuencia de la interpretación del concierto en el concurso, aún mejor rodada que la anterior. Un ejemplo de diálogo entre cine y música como he visto pocos. Ambas secuencias pierden significado sacadas de contexto, necesariamente, de modo que invitados estáis a ver el film completo. Seguid este enlace porque no se puede insertar el vídeo aquí.