2011: One Pig - Matthew Herbert

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DiscográficaAccidental Records. (AC 48CD)
Edición: 17 Octubre 2011.
PaísReino Unido.
TipoDisco De Estudio.
Género: Electrónica.
Estilo: Electrónica Experimental.
Característica: Experimental, Samples, Innovador, Hipnótico, Conceptual, Comprometido, Aventurado, Imaginativo, Ambicioso, Gastronómico.

One Pig es la obra que cierra la trilogía ‘One’, iniciada en Abril del 2010 con One One (Accidental Records), grabada e interpretada enteramente por él, y que tuvo continuidad con One Club (Accidental Records, 2010), creada a partir de los sonidos captados en una noche en el club alemán Robert Johnson.

Este fue el proyecto que antes puso en marcha, pues comenzó a principios del 2009, y el último en completarse: casi tres años le llevó todo el proceso. Su propósito era grabar los sonidos producidos por un cerdo durante su vida. No varios cerdos, sino uno en concreto que se dedicó a grabar periódicamente desde su nacimiento hasta su muerte, incluyendo su posterior uso gastronómico: el álbum concluye con el ruido al masticar de los comensales. Debía muy posiblemente ser el primer disco que documentaba una vida completa, pero no pudo captar el ciclo vital dado que ningún matadero le permitió grabar el momento de su muerte. Prohibición que hace más por denunciar el estado de la industria cárnica ―y alimenticia en general― que cualquier proyecto de esta índole. Es sintomático que no podamos ver cómo matan a los animales cuya carne nos comemos.

Poco después de que anunciase el proyecto, pero antes incluso de que Matthew Herbert iniciase la producción del álbum, fue denunciado por PETA, recriminándole, entre otras cosas, que pretendiese crear música de entretenimiento con la vida de un animal. La organización demostró así, además de escasa comprensión de sus intenciones, nulo conocimiento de la discografía del inglés, dado que no entra precisamente dentro de la categoría de “música de entretenimiento”. También se creó un grupo de Facebook que quiso impedir su edición por similares motivos, pero One Pig llegó a las tiendas en Octubre del 2011 sin mayores impedimentos.

Una suerte, dado que no sólo es una de las obras más ambiciosas, personales y necesarias de Herbert, sino también una de las más inteligentes y conmovedoras reflexiones sobre los efectos de los hábitos alimenticios occidentales. No es el suyo un discurso simplista, ni mucho menos un alegato pro-vegetariano, aunque tampoco desperdicia la ocasión de ponernos frente al que, a todas luces, es un horror que preferimos ignorar, al que estamos habituados o que aceptamos como un mal menor. Lamento no poder extenderme más sobre las cuestiones ideológicas del álbum, esenciales en este caso, dado que caería en un comportamiento hipócrita: yo soy una de las personas que favorecen la continuidad de esa misma industria.

La denuncia política y social no era nueva en la discografía de Matthew Herbert. Tampoco fue la primera vez que se interesaba específicamente por la comida: Plat Du Jour (Accidental Records, 2005) es el claro precedente. Lo es, además, en todos los planos, conceptual y estético, dado que también aquí privilegia un enfoque experimental, vanguardista. El inglés sabía combinar sus posturas críticas con irresistibles melodías jazzísticas ―Goodbye Swingtime (Accidental Records, 2003)― o pop ―Scale (Studio !K7, 2006)―, pero en este caso, para transmitir mejor su mensaje, la música debía ser de corte experimental, en ocasiones áspera, ruidista, disonante, incómoda.

La escucha por primera vez de One Pig no depara un momento grato, llega a ser incluso desagradable, pero esa es la pretensión de Herbert. Sólo así la denuncia cobra más fuerza, cuando los gruñidos del cerdo, de un cerdo que no hay manera de obviar, del que el inglés no nos deja olvidarnos, se clavan en nuestros oídos. La pieza inicial, August 2009, creada a partir de los sonidos captados durante su nacimiento, favorece que empiece a crearse una lógica empatía con el animal, un cerdo cuyo destino conocemos de antemano. La cada vez mayor cercanía de esa muerte a medida que avanza la obra ―por algo los temas están en orden cronológico― provoca que esta sea vista con horror, angustia, pena... Imagino que el sentimiento variará en función de la sensibilidad del oyente.

Desde un punto de vista estrictamente musical, más allá de su loable mensaje, One Pig es uno de los mejores trabajos de Matthew Herbert. Es una prueba más de su maestría tratando samples, de su particularísima manera de crear música y de su creatividad, la que le sitúa como uno de los grandes de la historia de la electrónica. No es una obra caracterizada por ritmos, arreglos o melodías, que son los principales elementos de buena parte de la música contemporánea. Lo que define estas creaciones son los sonidos. Su riqueza y variedad, desde luego, pero sobre todo que escuchemos esos sonidos precisamente, esos y no otros similares.

Ese es el aspecto que diferencia One Pig de cuanto conozcamos. Es lo que lo convierte en una experiencia tan fascinante: es la antítesis de la música creada con ritmos programados, auto-tune e instrumentos grabados con procedimientos estándar. Por supuesto, una propuesta así, que de ningún modo tendrá cabida en los circuitos comerciales, espantará a oyentes no advertidos. Ni siquiera todas las mentes preparadas la apreciarán, pero quien entre en este universo sonoro tiene ante sí horas y horas de estímulos, de sorpresas, de sensaciones a las que quizá no se haya enfrentado antes.

Pudiera ser que September le recordase a alguien al Red Snapper de Our Aim Is To Satisfy (Warp Records, 2000), pero esta es música que no se parece a nada, que sólo presenta puntos de conexión con precedentes creaciones de su autor. Herbert desarrolla el tipo de atmósferas y de progresiones que sus seguidores reconocerán ―August 2009 repite la estructura de The Truncated Life Of A Modern Industrialised Chicken, el corte inicial de Plat Du Jour: prácticamente basta con sustituir los ruidos de pollitos por los de cerdos recién nacidos―, pero se diferencia de sí mismo por las propiedades únicas de los sonidos captados en este proyecto. Esa es la gran especificidad de One Pig, lo que torna el engañosamente inofensivo October, el terrorífico December o el extrañamente bello August 2010 en temas imprevisibles, únicos desde un punto de vista sónico. El tercer de ellos, por ejemplo, incluye la interpretación de un curiosísimo instrumento, un órgano que emplea la sangre del cerdo para crear esos sonidos agudos tan asombrosos.

Dicho esto, de One Pig posiblemente no se recordarán tanto sus temas, sus atmósferas, sus peculiares melodías..., como su revolucionario concepto. Situar la música como elemento de lucha, otorgarle valor documental, es el mayor de sus logros, más allá de su evidente valor artístico.

Créditos:
Matthew Herbert: Compositor, Productor, Voz.
Tom Skinner: Batería de piel de cerdo, Percusión adicional.
Sam Beste: Teclados adicionales.
David Okumu: Guitarra.

Temas:

1. August 2009. 6:54
2. September. 5:51
3. October. 5:53
4. November. 2:26
5. December. 3:31
6. January. 4:04
7. February. 6:18
8. August 2010. 6:05
9. May 2011. 2:33

Duración: 43:35

Reseña Panorama
Puntuación
9
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