
Discográfica: Ninja Tune. (ZENDV119) Edición: Marzo 2009. País: Reino Unido. Tipo: Directo, Multimedia. Género: Electrónica. Estilo: Downtempo, Nu-Funk. Característica: Enérgico, Evocador, Cinematográfico, Bailable, Festivo. Idioma: Inglés. |
Simon Green, apreciado por las producciones que firma como Bonobo, es un amante de la música en directo, y con ‘música en directo’ no quiero decir subirse al escenario junto a su Mac y un sampler, sino a la que suena mediante la interpretación de instrumentos. Ya en el 2005, cuando únicamente había editado dos álbumes, Animal Magic (Tru Thoughts, 2000) y Dial 'M' For Monkey (Ninja Tune, 2003), propuso un EP grabado en un concierto, Live Sessions, y aunque no fue una referencia muy estimulante, anunciaba el interés con el que Simon Green afrontaba sus actuaciones.
Por entonces hacía ya tiempo que tenía claro un aspecto: no quería limitarse a pinchar su música (y la de otros), no quería promocionar sus ediciones sólo con sesiones de DJ. Lo que le apetecía era crear su propia banda, rodearse de instrumentistas y trasladar sus producciones de estudio al escenario. Nada que no le pasase antes a la mayoría de productores de la escena electrónica: si no todos pueden ver realizado ese sueño suele ser por falta de presupuesto.
Pero claro, Bonobo era una de las sensaciones de la escena electrónica desde el mismo año en el que Tru Toughts editó su álbum debut. No es que vendiera millones de copias de sus discos, pero tenía un número considerable de seguidores, los suficientes como para llenar las salas en las que actuase y, por tanto, poder mantener una numerosa banda. Aún así, no debió de ser un proceso sencillo y, de hecho, en el 2009 todavía no estaba completado.
Sí, desde luego que Live Sessions fue una referencia de transición, un primer paso del camino necesario hasta conseguir su objetivo, pero lo mismo se puede afirmar de Live At Koko, aunque, por lo escuchado aquí, es evidente que hizo notables progresos en los años transcurridos entre la grabación del EP y este DVD. En cualquier caso, es loable que Bonobo no se conformara con seguir ejerciendo de (bien pagado) DJ, que tratara de crecer como músico.
Hay artistas que se expresan con la luz (los directores de fotografía), otros con el encuadre (los realizadores, los fotógrafos), otros con volúmenes (escultores, arquitectos), y otros con la combinación de samples y programación (los artistas de música electrónica). Bonobo forma parte de este último grupo, pues si es admirado es por sus producciones electrónicas, por su sensibilidad para crear música atmosférica con un asombroso cuidado del detalle. Es el artista tipo de estudio casero, el que, únicamente equipado con su colección de vinilos, un ordenador y un sampler, crea maravillas, obras de arte.
Sin embargo, ese talento no tiene por qué extenderse a otros ámbitos y, en el caso del británico, no incluye ser un buen intérprete del bajo y el contrabajo (los dos instrumentos que toca como parte de su banda), ni tampoco ser un buen líder de grupo, ni un inspirado escritor de arreglos, ni nada que vaya más allá del collage de samples. Quiere esto decir que sus temas de estudio son fascinantes, pero estas mismas piezas, trasladas al escenario, son anodinas y, en el camino, pierden buena parte de su interés.
Es más, una cosa son sus álbumes y otra muy distinta lo que se escucha en Live At Koko, pues esto último tiene muy poco de Bonobo y, desde luego, no mantiene su personalidad. El encanto de las producciones del británico no reside ni en las melodías, que la mayor parte de las veces son mínimas, ni en los arreglos, sino en la elección de los sonidos, en cómo combina los samples. No es un gran compositor, sino un excelente productor, de modo que lo que convierte su música en recomendable es que suena justo como lo hace. Véase Ketto, uno de los mejores temas del 2006 (originalmente incluido en Days To Come), que maravilla por el que parece el sonido de pétalos metálicos cayendo al suelo. Sin embargo, la versión que aquí escuchamos, interpretada por instrumentos (más un mínimo aporte pre-grabado), es decepcionante, prácticamente desprovista de todo su atractivo. Y si eso ocurre con uno de los cortes más memorables de la discografía de Bonobo, ya podéis imaginar lo que pasa con el resto.
El principal problema de Live At Koko es que apenas si suena a Bonobo. Sí, dado que interpreta sus temas, aspectos de su música acaban por reconocerse (aunque ni siquiera siempre), pero sus producciones difícilmente funcionan sobre el escenario. Y es que el británico no quiso proponer una fusión equilibrada de electrónica e instrumentación real. Su directo no es el habitual en estos casos, con buena parte de la música ya programada y el resto proveniente de instrumentistas, sino que quiso ser especialmente ambicioso y reducir al mínimo la presencia de electrónica. Sólo aparece cuando es estrictamente imprescindible, como en el mencionado Ketto, pero incluso figuran aquí temas en los que no suena ni un solo sample, enteramente interpretados por los músicos que vemos en el escenario.
Además, Simon Green ni siquiera manipula el sampler, de eso se encarga Andy Wilkins, y esa es una manera de reafirmar su voluntad de alejarse de la electrónica cada vez que sube al escenario. Es como decir ‘sí, soy un productor electrónico, pero en los conciertos soy un instrumentista, ni siquiera me acerco a apretar un solo botón con las partes programadas’.
Está bien, aceptemos que el Bonobo del estudio es uno y el de las actuaciones es otro, pero es que ni así convence este DVD, porque la alternativa que propone no es muy estimulante. En los álbumes sigue su propio camino, en el escenario trata de sonar como The Cinematic Orchestra, pero se queda en imitador. Sólo obtiene un resultado mínimamente prometedor cuando se transforma en un conjunto funky, tal y como ocurre en Between the lines, pero tampoco es gran cosa.
Ahora bien, antes de despedir la crítica, conviene recordar que por entonces estaba en el comienzo de su carrera como instrumentista, como líder de un grupo, que no tenía la experiencia que sí acumulaba como productor, que no podía sentirse igual de seguro como en su estudio casero. Si en unos pocos años ya había llegado al nivel de ambición mostrado en Live At Koko, no era nada aventurado pensar que podía seguir evolucionando y a ofrecer un directo tan interesante como sus discos.
Por último, visualmente tampoco supone ningún alarde, de modo que podría haberse editado como CD y no nos habríamos perdido nada. Salvo que uno sienta un enorme deseo de admirar las caras de Simon Green, Kathrin DeBoer, Jack Baker y compañía, todo lo que vemos es a la banda sobre un escenario que tampoco presenta particularidad alguna. Al menos está bien rodado y mejor montado.
Créditos:
Simon Green: Compositor, Bajo, Contrabajo.
Wayne Urquhart: Violonchelo.
Jack Baker: Batería.
Ewan Wallace: Guitarra.
Simon Little: Teclados, Electrónica.
Andy Wilkins: Percusión, Electrónica.
Ben Cooke: Saxofón.
Jote Oshan: Violín.
Mike Simmonds: Violín, Arreglista (cuerda).
Kathrin DeBoer: Voz.
Stephen Hodge: Mezclador.
Steven Glashier: Dirección vídeo.
Russell Porter: Productor vídeo.
DVD:
1. Days to come.
2. Nothing owed.
3. Ketto.
4. Dismantling Frank.
5. Walking in the sky.
6. Noctuary.
7. The plug.
8. Flutter.
9. Nightlife.
10. Transmission 94.
11. Between the lines.
12. On your marks.
Extra:
Entrevista a Simon Green.