

Miles Davis. DOO-BOP. 8/10 |
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Discográfica: Warner Music. Edición: 30 Junio 1992. País: Estados Unidos. Tipo: Disco De Estudio. Género: Hip Hop, Jazz. Estilo: Jazz-Rap, Fusión, Jazz-Funk. Característica: Híbrido, Imaginativo, Innovador, Nocturno, Ambicioso, Póstumo, Samples. Idioma: Inglés. |
Sería demasiado sencillo criticar negativamente Doo-Bop, el último álbum de estudio de Miles Davis, editado a título póstumo, meses después de su muerte. Puede que su acercamiento al hip hop fuese un tanto ingenuo y, sobre todo, que la producción envejeciese rápidamente, pero fue uno de los trabajos más atrevidos y peculiares de la siempre innovadora discografía del trompetista.
No era la primera vez que un artista trataba de fusionar jazz y hip hop, pero sí fue uno de los primeros jazzmen que se interesaron por el jazz-rap. Hasta entonces los acercamientos más inspirados al estilo fueron obra de grupos de la escena hip hop, como Gang Starr, Brand Nubian, De La Soul, Stetsasonic…, y fue Doo-Bop la obra que inició la respuesta por parte del jazz, preludiando los intentos de Herbie Hancock, Bill Evans (no por casualidad, dos antiguos discípulos) o Erik Truffaz, entre otros.
Incluso debió igualmente influir en la vertiente hiphopera: Us3 y Guru habrían escuchado muy atentamente este trabajo de Miles Davis antes de grabar Hand On The Torch (Blue Note, 1993) y Jazzmatazz Volume 1 (Chrysalis Records, 1993) respectivamente. Hay críticos que incluso consideran Doo-Bop una incursión en el acid jazz, afirmación algo más aventurada, pero la estética es similar a las grabaciones de The Brand New Heavies con raperos, por ejemplo. Sí tiene ese toque callejero y jazzístico que él mismo ya había desarrollado en 1972, con On The Corner (Columbia Records), y que en los 90 reinterpretaron con fortuna grupos estadounidenses como Groove Collective o Brooklyn Funk Essentials, propuestas que sí se asocian claramente al movimiento acid jazz. En definitiva, hasta su última grabación estuvo innovando, influyendo y adelantándose a futuras tendencias.
Por supuesto, escuchado hoy, Doo-Bop ha quedado superado. En lo sucesivo la escena jazzística propuso obras de jazz-rap considerablemente más inspiradas y logradas. Pero claro, alguien tenía que abrir el camino y parte del mérito es de Miles Davis. Por otra parte, su objetivo nunca fue la fusión de jazz y hip hop, ese era sólo uno de sus intereses. Sabiendo eso, Doo-Bop se escucha con otra perspectiva y, de pronto, parece bastante más acertado.
Por otra parte, sería injusto olvidar que esta es una obra inacabada, que el estadounidense murió cuando sólo había terminado seis temas. El disco se completa con piezas producidas por Easy Mo Bee, para las que empleó grabaciones de Miles Davis tocando la trompeta (todas extraídas, eso sí, de las sesiones correspondientes a este disco, que denominaba ‘RubberBand Session’), tratando de imaginar lo que él hubiera querido crear. Esos temas son High Speed Chase, uno de los más interesantes del disco, Fantasy y la versión alternativa de Mystery. Aún así, analizando únicamente lo que el trompetista llegó a escuchar y aprobar, el resultado es estimulante y osado. El tiempo no le ha sentado muy bien, pero no se puede apreciar este disco si uno no se traslada virtualmente hasta 1992, si no trata de olvidar la música creada desde entonces, pues sólo así se puede comprender lo que tuvo de novedoso, casi de visionario.
Por último, sería también fácil despreciar el trabajo de Easy Mo Bee, pero su prestación fue más que estimable. Para empezar, asumir el reto de terminar el último álbum del más importante jazzman de todos los tiempos no debió de ayudarle a conciliar el sueño durante unas cuantas noches. Para la posteridad quedaría como ‘el que terminó su último disco’, como el Salieri del jazz(-rap). Sin embargo, esos temas adicionales son interesantes y aunque sea tonto preguntarse qué hubiera pensado Miles Davis, en absoluto desmerecen el resto del LP.
Además, si su producción ha envejecido se debe más a cuestiones tecnológicas que a su talento. Las bases programadas quedaron pronto obsoletas, pero es que eso le pasa a buena parte de la producción musical mundial, de los 80 a principios de los 90, que también las empleó, incluyendo muchos de los discos de Davis. En cambio, su elección de samples es tan interesante como variada, pues incluye de todo desde Kool & The Gang hasta Slick Rick, pasando por Donald Byrd, Doug. E Fresh o, cómo no, James Brown (el gran supermercado de samples hiphoperos).
Créditos:
Miles Davis: Trompeta.
Easy Mo Bee: Productor.
Gordon Meltzer: Productor ejecutivo, Productor asociado.
Matt Pierson: Productor asociado.
D'Anthony Johnson: Ingeniero, Mezclador.
Eric Lynch: Ingeniero, Mezclador.
Daniel Beroff: Ingeniero.
Reginald Dozier: Ingeniero.
Zane Giles: Ingeniero.
Randy Hall: Ingeniero.
John McGlain: Ingeniero.
Bruce Moore: Ingeniero.
Arthur Steuer: Ingeniero.
Kirk Yano: Ingeniero.
Ted Jensen: Masterizador.
Temas:
1. Mystery. 3:55
2. The Doo-Bop Song con A.B. Money, Easy Mo Bee y J.R.. 5:00
3. Chocolate Chip. 4:38
4. High Speed Chase. 4:41
5. Blow con Easy Mo Bee. 5:06
6. Sonya. 5:31
7. Fantasy con Easy Mo Bee. 4:35
8. Duke Booty. 4:55
9. Mystery (Reprise). 1:29
Duración: 40:02